...y esto escribió Lisandro Gallo, de Entre Ríos, sobre nuestro taller de fotografías:
Niños que retoman las cámaras
robadas.
Las imágenes
borradas,
de tiempo.
Y de silencio.
De las voces, que no luchan.
Porque no se ven.
No creen ser.
Porque no se reconocen.
en los medios,
en los dueños
de otras cámaras.
Más poderosas.
Más grandes.
Que no los miran.
Que miran a otros
y sus vidas, y las muestran;
no la de los niños,
no las nuestras.
Las repiten como si lo fueran,
tanto,
que casi nos olvidamos.
Casi…
no luchamos.
Los niños ven imágenes de otros dueños
y de a poco, sin darse cuenta,
también otros sueños,
ajenos,
los viven y atraviesan.
Los lastiman.
Tanto, que les quitan
el sueño.
La comida.
Hasta que un día
ven una foto.
Una que sacaron ellos.
Con una réflex
que no es digital.
A veces que ni es réflex.
Y ven su vida,
al fin su vida.
Y, ahora, sus sonrisas.
No importadas,
reales.
Ni impostadas,
que laten.
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