martes, 13 de octubre de 2009

Otro tipo de libertad

Escribo esto para que Rocío pueda leérselos. Como toda lectura, necesita intervención, sino, ¿para que sirve leer en voz alta?

“No se trata sólo de conocer la preexistencia de los pueblos indígenas, como dice la Constitución Nacional, sino que habría que agregarle el reconocimiento de la existencia, porque aún vivimos.” Lo dijo Lecko Zamora, y no lo recuerdo porque sea wichí, sino porque es una de las opiniones más coherentes que leí, entre tantos papeles en defensa de los indígenas.

Supongamos que somos once enviados a cubrir la guerra de Angola a mediados de 1975. Todos tenemos anotadores y lapicera, cámara de foto. Pero no todos somos Kapuscinski. Por eso, importa dónde se posa el ojo, y no con qué.

La crónica es un género íntimo. Quizá otro tipo de libertad es cuando uno cuenta su historia; uno tiene herramientas y puede prescindir de opinadores, de interpretadores.

Quienes habitan el Cacique Pelayo existen hace mucho, y lo cuentan sin dramatismo. Como en la poesía del poeta Matsuo Basho, japonés y vagabundo, en estas fotos sólo ocurre la vida: un caballo, árboles, unos perros, un río, una sonrisa, oscurece, una sombra. Eso es suficiente.

Lucas Brito Sánchez

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